ESPECIALIDAD GASTROINTESTINAL

La vesícula biliar es un pequeño órgano con forma de pera que se encuentra adherido a la superficie inferior del hígado y que sirve para almacenar y concentrar la bilis. En ocasiones, se debe realizar una colecistectomía que consiste en la extirpación de este órgano.

¿Cuándo hay que realizar una colecistectomía?

La colecistectomía se realiza en caso de que se detecten piedras en la vesícula. Estas pueden producir síntomas como dolor abdominal en la boca del estómago o hacia el lado derecho que puede irradiarse a la espalda. Ocasionalmente los síntomas son leves y usualmente referido a sensación de indigestión luego de comer. Por lo general las comidas grasas son las que inician estos síntomas al hacer que la vesícula se contraiga para botar bilis pero se vea obstruida por las piedras.

Las piedras a la vesícula pueden salir de ella y obstruir el conducto principal que lleva la bilis del hígado y producir infecciones severas así como la obstrucción del conducto pancreático y producir pancreatitis.

Los pólipos a la vesícula son otra indicación de cirugía, estos son pequeñas tumoraciones que crecen en la pared de la vesícula. Cuando son mayores a 6 mm se recomienda sacar la vesícula. El riesgo de malignización aumenta si estos crecen. De ser más pequeños se pueden observar realizando ecografías de forma periódica.

Una hernia inguinal o umbilical se presenta cuando un tejido de la cavidad abdominal sobresale a través de un punto débil en los músculos abdominales ya sea la región inguinal o el ombligo respectivamente. Estos son puntos de por si débiles en la pared abdominal. Usualmente los síntomas son dolor, presión y notar un bulto en el área de la hernia. De ser intestino el que salga por la hernia lo expone al riesgo de quedar atrapado generar una obstrucción intestinal o incluso la ruptura de este poniendo en riesgo la vida del paciente.

Sucede al menos en 5% de la población y es más frecuente en los hombres que en las mujeres.

Cualquier persona puede desarrollar una hernia sin importar la edad. Las causas pueden ser un sobre esfuerzo físico, distensión crónica de la pared abdominal (por obesidad o embarazo), envejecimiento, cirugías abdominales previas o debilidad de nacimiento. Si notas la presencia de un bulto en la parte abdominal o la ingle, consulta con nosotros de forma inmediata para evaluarte.

El reflujo gastroesofágico es producido por el ácido del estómago, que frente a un mal funcionamiento de la válvula cardias – reguladora del paso de alimentos entre el esófago y el estómago-, logra ascender hasta el esófago, generando ardor de diversa intensidad y molestias menos frecuentes como dolor de estómago, dolor al tragar, e inclusive un despertar con sensación de ahogo.

La cirugía de reflujo gastroesofágico se realiza vía laparoscópica y consiste en reforzar el esfínter esofágico envolviendo la parte superior del estómago alrededor de la parte inferior del esófago. En pacientes con reflujo, podría presentarse una hernia hiatal, que debe reducirse primero, antes de realizar la intervención para tratar el reflujo.

Cuando el reflujo gastroesofágico no puede ser manejado a través de la alimentación o de medicación adecuada, la cirugía se vuelve la mejor opción para mejorar la salud del paciente, especialmente en aquellos que requieren dosis progresivas de medicamentos o presentan síntomas atípicos.

Las estructuras de tejido vascular que se encuentran en el canal anal distal, se denominan plexos hemorroidales. Cuando estas estructuras sufren una alteración, producen una sintomatología de diversos grados (dolor, sangrado, exteriorización del tejido, escozor)y constituyen enfermedad hemorroidal. Las causas suelen ser múltiples, siendo generalmente los factores más influyentes, el esfuerzo constante en la defecación, o la irritación por diarrea entre otros.

El tratamiento más efectivo en casos graves o recurrentes y cuando otros tratamientos no han dado resultado, es la cirugía. La hemorroidectomía es la cirugía en la que se extirpa por escisión, el tejido que origina el sangrado. Con el cuidado necesario, permite la reanudación de la actividad normal, sin embargo, los factores que originaron la inflamación, deben ser adecuadamente tratados.

La fisura anal es un pequeño desgarro que se produce en la mucosa que recubre el ano, produciendo algunos síntomas como una lesión visible en el área anal, dolor prolongado, sangrado o espasmos. Las causas siempre tienen que ver con la irritación debido a estreñimiento, diarrea, entre otras.

Si esta lesión se vuelve crónica (fisura presente por más de 8 semanas), resistente a otros tratamientos, o recurrente, la cirugía es la opción más eficaz para reducir los síntomas y permitir la curación. Sin embargo, en un porcentaje mínimo de casos, podría causar incontinencia.

Endoscopia

La endoscopía es un examen exploratorio que se realiza para precisar el diagnóstico de cierto tipo de patologías que pueden estar afectando el esófago, estómago o la parte superior del intestino delgado. Mediante este procedimiento, pueden detectarse inflamaciones, gastritis, úlceras, tumores, hernias e infecciones, entre las más comunes.

Sin embargo, también puede utilizarse con fines terapéuticos para la dilatación del esófago en caso de estrechamiento, extirpación de pólipos intestinales, cauterización de vasos sangrantes e incluso retiro de cuerpos extraños que puedan haberse alojado en la porción superior del intestino.

Se realiza bajo sedación y consiste en la inserción de una cámara ubicada en el extremo de un tubo largo (endoscopio) que se inserta por la garganta hacia el tracto digestivo. Las imágenes que recolecta se van mostrando en la pantalla, en tiempo real. Se sugiere acudir acompañado al procedimiento, pues al recuperarse de la sedación, el paciente puede retirarse a su domicilio.

De acuerdo a los resultados de la endoscopía, el médico tratando podrá brindar un tratamiento preciso al paciente.

Ph Metria

La pHmetría es un examen bastante difundido para el diagnóstico del reflujo gastroesofágico o gastritis atrófica. Consiste en registrar por un período de 24 horas, la acidez en esófago y estómago, mediante la colocación de un catéter introducido a través de las fosas nasales y conectado a un holter para realizar el registro.

El resultado podrá brindar al médico, información sobre la cantidad de ácido presente y relacionarla con el momento del día en que se produce mayor reflujo.

Manometría

Cuando el paciente presenta dificultades para pasar los alimentos, regurgitación de los mismos, dolor al pecho no relacionado con el corazón, o el paciente se someterá a una cirugía de reflujo, es posible que el médico indique este examen para descartar condiciones tales como espasmo esofágico difuso, acalasia o esclerodermia.

El objetivo de la Manometría es comprobar si el esófago está funcionando correctamente, a través de un examen que mide la fuerza, coordinación y características, con las que el esófago se contrae mientras empuja los alimentos hacia el estómago.

Para realizar la manometría, se introduce por la nariz, una sonda con sensores de presión, que irá recorriendo el esófago hasta llegar al estómago, mientras se toma agua por sorbos. No requiere sedación y se realiza de manera ambulatoria. Es posible que se presenten algunas leves molestias nasales después del procedimiento.

Impedanciometría

La impedanciometría, tiene como objetivo el correcto diagnóstico del reflujo gastrointestinal.

Este examen registra los cambios en la impedancia eléctrica al interior del tracto digestivo, provocados por el paso de un bolo (aire, alimento, saliva, contenido gastroduodenal), permitiendo analizar el patrón de movimiento, duración de la deglución o reflujo del bolo, velocidad del movimiento del esófago y en general detectar si los episodios de reflujo, son ácidos o no.